Hoy he dejado por ahí, en otro blog, un comentario. La cosa iba de desgarros por la separación y cosas así. Y qué mayor desgarro por una separación que el que impone la muerte.
En fin, aquí dejo el comentario. Me parece que tiene sentido en un día como hoy:
"Hoy hemos enterrado a la madre de un amigo. La han incinerado como ella deseaba y han metido la urna con sus cenizas en el nicho de su difunto marido, qué curioso, ¡el día de San Valentín!
Pensé que era una bella muestra (aunque casual) de amor. Cenizas que se reencuentran con otras cenizas amadas, precisamente el día de San Valentín.
Por muy inventado y comercial que sea este día, ¡joder, qué fuerte me ha parecido la cosa!..."
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Esto de arriba lo puse ayer, pero ahora me viene a la memoria un hermosísimo soneto de amor de Francisco de Quevedo, titulado "Amor constante más allá de la muerte", que dice así:
En fin, aquí dejo el comentario. Me parece que tiene sentido en un día como hoy:
"Hoy hemos enterrado a la madre de un amigo. La han incinerado como ella deseaba y han metido la urna con sus cenizas en el nicho de su difunto marido, qué curioso, ¡el día de San Valentín!
Pensé que era una bella muestra (aunque casual) de amor. Cenizas que se reencuentran con otras cenizas amadas, precisamente el día de San Valentín.
Por muy inventado y comercial que sea este día, ¡joder, qué fuerte me ha parecido la cosa!..."
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Esto de arriba lo puse ayer, pero ahora me viene a la memoria un hermosísimo soneto de amor de Francisco de Quevedo, titulado "Amor constante más allá de la muerte", que dice así:
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
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Este último terceto es "demasiao".
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
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Este último terceto es "demasiao".
2 comentarios:
Qué coincidencia. En una clase de literatura española quedé en blanco luego de ese soneto. Es realmente hermoso :)
Mi imaginación cursi me llevó a pensar en la posibilidad de añadir una placa con ese soneto en el lugar que describes...
Siempre me ha parecido uno de los más hondos y descriptivos poemas de amor en lengua castellana. Insisto, sobre todo el último terceto es apabullante.
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