Nunca se había visto una precampaña presidencial francesa tan interesante como ésta.
Por primera vez en muchos años no se enfrentan aquellos paquebotes anquilosados carentes de todo encanto y bastante pasados de fecha, como fueron, por la derecha, Édouard "Doudou" Balladur (que sí lo tuvo en tiempos, el encanto) y Jacques Chirac ; o, por la gauche divine , Lionel Jospin y el finado François Miterrand (encantador tras su limado de colmillos que no daba muy bien en los carteles). Es ahora el turno de gente mucho más joven que, aunque conservan el sesgo ideológico propio de sus respectivos orígenes, parecen predispuestos a renovar una Francia que está más que de capa caída en lo político y en lo económico.
La meliflua Ségolène Royal , que se perfilaba líder indiscutible del socialismo, ha bajado muchos enteros y encima ha tenido que soportar que su jefe de campaña le perdiera el respeto en televisión a su pareja. Se la ve delgada y demacrada, y cuando eso le pasa a un político antes de entrar en verdadera liza es que tiene la batalla perdida de antemano.
Por la derecha, el aristocrático y dulzón Dominique de Villepin ha tiempo que perdió sus dotes de seductor ante la fuerza arrolladora de Nicolas Sarkozy "Sarko" . Este portador de sangre húngara casado con española será el próximo presidente francés, y aunque en campaña está moderando su discurso y aparece vestido como Jean-Louis Trintignan en "Le Voyou" (cuellos altos y todo eso), por dentro va la Bestia, y sigue confesando que su Bella es España, a la que adora.
Menos mal, ya era hora que nos quisieran tras los Pirineos.
"Sarko", por Alberto Díaz-Villaseñor ( Diario Córdoba - 06/02/2007 )
06 febrero 2007
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