18 junio 2008

Nada que hacer

Al menos nos quedará el consuelo de que el próximo domingo nos ganará una selección elegante. Dura y sucia en lo deportivo, pero elegantísima en la moda.

Reconozco que mi parte femenina, esa que dicen que llevamos todos los hombres (y viceversa) anoche se revolucionó ante esos italianos de corte de pelo de alta peluquería y ante esa apostura de un seleccionador enchaquetado, encorbatado como Dios manda; nada que ver ante los sobacos sudorosos de Camacho en aquel Mundial ni con el chándal de supermercado en fin de semana de Luis Aragonés. El seleccionador francés también iba bien puesto, con unas gafas muy fashion aunque con unos arabescos en las patillas demasiado recargados para mi gusto. Sin duda perdió por eso, por los arabescos y por el malísimo aspecto de sus jugadores: calvos o rapados y con pinta de arrabaleros. Nada que ver, ya digo, con unos jóvenes guapos y elegantes representantes de lo más excelso de la raza latina. Una defensa ultranza de las camisas de cuello italiano, blasncas por supuesto, los trajes oscuros y las corbatas ni muy estrechas ni muy anchas como esos corbatones horrendos que se llevan desde hace unos años.

O sea, y resumiendo. Que una panda de afectados, obsesionados por la moda de Milán, que a saber con qué o con quién se consuelan, nos van a dar pal pelo el domingo, sin que la furia española ni nuestros machos ibéricos, ni los toritos de la bandera patria que se muestran en el graderío, ni por supuesto Manolo el del bombo puedan hacer nada para impedirlo. Hombre, es que no se puede aguantar que anoche cuando las cámaras enseñaban las gradas italianas salieran unas chicas guapísimas, rubias o moneras (vimos a una que paqué) y hasta con ojos verdes, y cuando muestran a la afición hispana veamos a unos tiparracos vestidos de torero y al ínclito Manolo arreando, dale que dale al bombo desde tiempo inmemorial. ¿Pero no hay nadie que le diga a ese tío que su tiempo pasó y que es gafe? A ver si entre todos le pagamos una jubilación anticipada y lo mandamos a Alemania para que los teutones pierdan de vez en cuando.

El domingo volveremos a decir: "Jugamos como nunca y perdimos como siempre".


P.D.: Este domingo juro bandera (española, claro). El acto promete ser especial, según la invitación recibida, dado que estamos en plena conmemoración de la Guerra de la Independencia. No sé si es que nos van a poner a unos franchutes allí para que tiremos al blanco (o al negro, vista la selección gala).

1 comentario:

Godiva dijo...

Parker, al final no me vas a caer tan mal del todo como suponía. Yo también noté lo mismo en los italianos y casi en todo lo que comentas, pero claro en mí es natural.
Aun no te he dicho nada de que no pude ir a Bodegas, pero no me arrepiento porque estuve muy, muy "entretenida", aunque ya no lo cuento en el blog como antes. Bueno, a lo mejor otro día sí.
Bueno, estúpido investigador, que no me ha parecido mal tu relato, ven a verme y déjamo algo.